3.8.12

Articulo

Fuente: http://planetaurbe.tv/blog/sadomasoquismo-malo-malo-no-es/


Sadomasoquismo: ¿Malo? ¡Malo no es!




¿Te estremeces de miedo cada vez que escuchas la palabra “sadomasoquismo”? Lee este post escrito por @pekeprieto y puede que te des la oportunidad de estremecerte gracias al placer

Los límites son barreras que nos encarcelan, barreras que algunas veces debemos olvidar cuando hablamos de sexo.

Para hablar de “sadomasoquismo” hay que exorcisarnos del tabú y del miedo, es necesario interiorizar el deseo y darle la oportunidad de aflorar.
Las personas que practican el BDSM (Bondage – Disciplina y Dominación – Sadismo y Sumisión – Masoquismo), son personas que están dispuestas a desafiar los límites del placer a través del dolor. Esto no es una afirmación arbitraria: las prácticas BDSM refieren a prácticas sexuales tan singulares que te harán gemir cuando tu piel arde.

Todo este asunto del BDSM parece estar “en boga” gracias a los bestsellers de E.L. James, “Cincuenta Sombras de Grey”: una trilogía de novelas eróticas en la que un dominante empedernido seduce -y enamora- a una sumisa inexperta e ingenua. Los libros están basados en una fanfic de “Twilight” y han sido llamados por muchos “Twilight Porn” (“Crepúsculo Pornográfico”) gracias al abrumador y detallado contenido sexual en la narración. Lo que encuentro peculiar en estos libros es el paseo atento por el sadomasoquismo y las particularidades -y miedos- que esta práctica refiere.

¿Miedo? ¡Dile adiós!

El miedo está en la mente y no tiene cabida en este tipo de relaciones, en donde la confianza ejerce un papel de extrema importancia: el sumiso debe confiar ciegamente en el dominante, para que éste ejerza pleno control sobre su cuerpo y sus deseos, juegue y manipule los rincones más oscuros del placer sin que el sumiso salga herido.

Es posible que el miedo -absurdo en muchos casos- provenga simplemente de la inexperiencia, del “no saber”. No le tenemos miedo a la oscuridad sino a lo que oculta, a lo que desconocemos. El desconocimiento es muy fácil de aniquilar cuando nos entregamos a la curiosidad; no se trata de ir a la Sex-Shop más cercana y comprar un flogger, darle latigazos a nuestra pareja y listo, sadomasoquistas. No. Se trata de dejarse llevar por el instinto primitivo que todos -aunque lo neguemos- llevamos bajo la piel, se trata de multiplicar el placer que sentimos cuando nos aruñan la espalda, cuando nos muerden tan duro que nos dejan una marca en la piel por días y por la que, sin embargo, gemimos y deseamos más. Se trata de llevar al límite el tacto, la anticipación, el juego y el control y rendirnos a la satisfacción descontrolada, a la sorpresa del placer al que puede llevarte el cuerpo.


Esto es un "Flogger"

La mujeres solemos bañarnos en tabú cuando de sexo se trata, así que cuando se generaliza ante la idea del miedo y la reticencia de las mujeres ante el sexo sadomasoquista nos encontramos con una muy triste verdad. Sin embargo, y a pesar de que las estadísticas indican que solo un 8.2% de las mujeres en relaciones BDSM son “dominantes”, la curiosidad sexual femenina es indomable. La relación BDSM es de dos, entonces no es solo el hombre que quiere encontrar placer infligiendo dolor, sino también la mujer que se entrega al dolor para llegar al placer.

Las prácticas sadomasoquistas refieren a las experiencias sexuales más primitivas y -muchos dirían- más placenteras. No es solo experimentar el placer de la piel rosada después de azotes o nalgadas, sino también el deseo y el placer que emana del poder del control, saber que el sumiso -atado, amordazado- está a merced del dominante, de sus anhelos y de su apetito sexual.

La sociedad y su ceño fruncido

¿Sabían que el término “sadismo” ( según la Real Academia Española: 1. m. Perversión sexual de quien provoca su propia excitación cometiendo actos de crueldad en otra persona.) no es un término psicológico?

¿Sabían que el “sadismo” suele llevarse a cabo en relaciones sanas y estables, con plena aceptación y disfrute de las partes?

He aquí la develación de la verdad: el sadismo no es, necesariamente, una reacción o liberación de problemas, traumas o heridas que haya sufrido un ser humano. El sadomasoquismo es una cuestión de placer, que no está necesariamente ligada a una reacción de un trastorno psicológico; es decir: el hecho de que disfrutes del sadismo no te hace necesariamente un o una inestable mental.



Le tenemos más miedo al “qué dirán” que a una nalgada bien dada para el placer, y eso no debería ser así. El sadomasoquismo, entonces, no parece ser una evolución sino una retrospectiva sexual internar; un paseo a los deseos y el lado oscuro y primitivo de placer.
Pueden intentar negarlo todo lo que quieran pero pocos pueden verdaderamente afirmar que jamás esto ha pasado por su cabeza.

¿Malo? Malo no es.

Por @pekeprieto

Si quieres ver una sesión de fotos, basada en el “sadomasoquismo”, dale CLICK AQUÍ y mira a la sexy estrella del cine erótico venezolano Allison Miller posar para el lente de Yiste. ¡De nada!

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